Ha sido el Fondo Monetario Internacional el que ha puesto el debate sobre las CBDC encima de la mesa. Bo Li, subdirector del FMI, ha explicado que más de 30 países ya están inmersos en la creación de estas monedas digitales, en lo que describe como “un interés a nivel mundial sin precedentes”. ¿Qué es lo que ofrecen estas CBDC? Y quizás más relevante, ¿por qué todos los gobiernos parecen estar tan interesados?.
¿Qué son las CBDC?
Son las siglas de ‘Central Bank Digital Currency’. Según describe el Banco de España: “es una nueva forma de dinero emitida de forma electrónica por un banco central”. A diferencia de las criptomonedas, que son descentralizadas, en este caso tenemos una moneda digital donde cada transacción está monitorizada por un banco central.
El ejemplo más conocido es el e-Yuan, auténtico pionero en este campo. Aunque también tenemos los futuribles euro digital o yen digital, que aunque todavía no se han concretado, los distintos bancos centrales ya trabajan desde hace años en su creación.
Qué se puede hacer con ellas
Habría que concretar en cómo está desarrollada cada CBDC, pero las ventajas vienen por el hecho de ser monedas digitales. En el caso por ejemplo de estar basadas en blockchain pueden ser programables. Esto es, ser utilizadas para automatizar y programar determinadas transacciones.
Hoy en día los pagos se realizan de manera bastante directa. Comprar productos concretos, pagar impuestos o realizar transferencias puntuales. Con las monedas digitales se abre un mundo de posibilidades; desde recibir la nómina en días distintos en base a una fórmula personalizada hasta precios variables que nos puedan cobrar desde el datáfono, basándose en múltiples criterios.
La diferencia de las CBDC respecto a otras monedas es que están apoyadas por los bancos centrales. Esto hace que estén diseñadas para cumplir con ciertos requisitos legales. Por ejemplo, un banco podría establecer que se deba asociar la identidad de un usuario o establecer determinados usos.
A las puertas de una revolución financiera
Los datos del FMI son bastante representativos. 81 bancos centrales, que representan al 76% de la población mundial, han mostrado en los últimos años interés por implementar estas CBDC. Y según el FMI, dos tercios de ellos previsiblemente las implementarán antes de que finalice la década.
La siguiente explicación del FMI describe bien las distintas implicaciones de estas monedas digitales respaldadas por los distintos gobiernos:
“Es probable que las CBDC tengan profundas implicaciones para la política monetaria y la estabilidad financiera. Las CBDC podrían fortalecer la usabilidad, resiliencia y la eficiencia de los sistemas de pago y aumentar la inclusión financiera. Sin embargo, si están mal diseñadas, las CBDC también podrían conducir a riesgos de estabilidad financiera, privacidad de datos y desafíos legales, riesgos cibernéticos y riesgos operativos del banco central. Además, el uso generalizado de las CBDC podría cambiar la configuración del sistema monetario internacional. CBDC podría reducir el número de intermediarios en los pagos transfronterizos, fomentar la competencia y mejorar la transparencia. Por otro lado, el fácil acceso a las CBDC extranjeras podría generar riesgos de sustitución de divisas y volatilidad de los flujos de capital”.
Ahí es nada.
Hacia el fin de la privacidad financiera (y en general)
Si ya el efectivo está perdiendo la batalla frente al pago electrónico, con la llegada de las CBDC este conflicto se intensifica varios niveles. Las CBDC permiten a los bancos centrales (gobiernos), registrar y verificar todas las transacciones, incluyendo todos los detalles asociados.
El caso es que los bancos centrales pueden requerir vincular la identidad del usuario a su cartera digital, lo que a la práctica supondría el fin del anonimato. Si pagamos cualquier cosa, esa información será fácilmente accesible por las autoridades. Con las innumerables consecuencias que ello puede llegar a tener.
Habrá que exigir salvaguardas
Que las CBDC tengan la posibilidad de registrar todas las transacciones no implica que vaya a ser así. Todavía es pronto, pero técnicamente las CBDC también puede ser utilizadas junto a transacciones anónimas y privadas, sin poder llegar a ser rastreables. De manera equivalente al cifrado de extremo a extremo con la mensajería instantánea.
Este debate sobre el nivel de privacidad de las distintas CBDC será uno de los que previsiblemente se repetirá durante los próximos años. Al menos en lo que concierne al euro digital, las instituciones europeas ya son bastante conscientes.
Los bancos centrales golpean a las cripto en su terreno.
Han pasado varios años y una pandemia por en medio y las CBDC van tomando forma. No parece que el euro digital vaya a llegar antes de 2025 y hay todavía muchas incógnitas de cómo será su implementación.
Lo que sí vemos es cómo los bancos centrales ya hablan abiertamente de la creación de monedas digitales. Mientras las criptomonedas prometen un sistema financiero descentralizado y las fintech se pelean por educar a los usuarios, los bancos centrales han encontrado en las CBDC su oportunidad para luchar de tú a tú en el mundo financiero digital.
Ver nota original en: CBDC: el último invento de los bancos centrales puede acabar suponiendo el fin de la privacidad financiera.