El Banco de España ha anunciado un programa piloto relativo a la utilización de monedas digitales (w-CBDC) para la liquidación de operaciones de pago y de valores mayoristas. De esta forma, el país se suma a los más de 80 bancos centrales del mundo que están estudiando las monedas digitales. Hasta el momento, solo tres bancos centrales lanzaron una CBDC: Bahamas, Caribe Oriental y Nigeria. Las monedas digitales de los bancos centrales emergieron como una opción a la volatilidad de las criptomonedas y el mundo de los activos digitales.
Esta iniciativa, que pretende probar virtualmente el uso de las criptomonedas en transacciones mayoristas, como transferencia de fondos entre bancos y otras instituciones financieras, ha despertado el interés de proveedores de tecnología y servicios financieros. De hecho, estos actores del mercado han sido convocados para presentar sus propios proyectos de CBDC antes del 31 de enero de 2023.
El anuncio sorprende, ya que anteriormente el país se había opuesto tajantemente a las criptomonedas por considerar que podían dar lugar a fraudes online. Afortunadamente, hoy los sistemas para gestionar el fraude online parecen ser la solución ante esta creciente problemática.
¿Por qué se oponía al uso de criptomonedas?
Reguladores como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el organismo encargado de ejercer la supervisión de los mercados de valores, criticó el uso de estas divisas en el pasado. Es especialmente recordado el conflicto entre la CNMV y Andrés Iniesta, estrella del fútbol español, después de que el deportista promoviera el uso de un servicio de cripto:
“Los criptoactivos, al ser productos no regulados, tienen algunos riesgos relevantes. Es recomendable leer el comunicado de la CNMV e informarse a fondo antes de invertir en ellos o de recomendar a otros que lo hagan”, señaló el organismo en esa ocasión.
Por otra parte, los altos ejecutivos del Banco Central español se habían opuesto a las monedas digitales por considerarlas un posible método de lavado de dinero y de otros delitos, además de facilitar a los defraudadores la posibilidad de realizar estafas online. Sin embargo, los sistemas de gestión del fraude, cada vez más sofisticados, han hecho cambiar de parecer a las autoridades.
¿Qué es un sistema de gestión de fraude?
La gestión del fraude es, en líneas generales, el análisis de las actividades de una organización susceptible a sufrir un fraude. Esta gestión debe abordarse de forma integral, incluyendo softwares antifraude y, por supuesto, la pericia humana.
Pero ¿cómo funcionan estos sistemas? Los sistemas de gestión del fraude bloquean automáticamente ciertas acciones sospechosas de algunos usuarios, siguiendo patrones de comportamiento. Para ello, calculan los riesgos de un registro, inicio de sesión o transacción. En definitiva, la gestión del fraude es la ejecución de una serie de medidas que sirven para optimizar todos los procesos habituales de una empresa y ejercer un mayor control, con el objetivo final de evitar cualquier situación de riesgo de ser un fraude.
¿Qué tiene que tener un sistema de gestión del fraude?
Las siguientes son las características centrales que cualquier sistema bancario que acepte criptomonedas debería implementar para minimizar el riesgo de fraude.
- Resultados en tiempo real. A la hora de prevenir el fraude, el tiempo es importantísimo: cada segundo perdido puede significar una pérdida de miles de euros en una empresa. Por eso, es necesario detectar a los defraudadores velozmente y diferenciarlos de los usuarios legítimos. Esto último se puede hacer a través de muchos métodos, como el sistema de verificación en dos pasos, el escaneo de identificación o un selfie.
- Gestión de equipos. Un buen sistema de gestión del fraude debe otorgar los permisos correspondientes a quienes gestionan la detección y prevención del fraude en una empresa online.
- Enriquecimiento de datos. El enriquecimiento de datos es un proceso que toma los puntos de datos que envían los usuarios y los vincula a bases de datos externas. Esto sirve para alimentar a un sistema global que le dará a los software de detección de fraude una idea de cómo actuar ante determinados perfiles.
- Flexibilidad de integración. Las soluciones implementadas para la gestión del fraude dependen de cada caso. Algunas empresas quizá necesiten soluciones integrales, mientras que otras quizá solo requieran enriquecer datos o tapar algunos agujeros en la línea de defensa.
- Puntuación de riesgo predictivo. Las puntuaciones de riesgo se calculan mediante un conjunto de factores, como usuarios que realizan demasiados intentos de inicio de sesión o visitantes que utilizan redes que ocultan la IP del usuario.
- Machine-learning. El machine-learning es el aprendizaje automático y cada vez más empresas globales como Amazon lo están implementando. Este servicio es sustancial a la hora de gestionar el fraude. Los motores de este tipo logran entrenarse a sí mismos para actualizar las reglas y supervisar el trabajo mediante la inteligencia artificial.
- Parámetros personalizados. Por supuesto, como ya hemos dicho, un buen sistema de gestión del fraude debe poder adaptarse. Esto significa que cada empresa debe poder crear reglas personalizadas que le permitan actuar ante un posible fraude.
¿Qué más se puede hacer para evitar el fraude online?
Existen otras técnicas que pueden seguir las empresas para evitar ser víctimas de fraude. Algunas de ellas son:
- Exigir a los usuarios contraseñas complejas
- Mantener a los clientes informados sobre cómo actúan los defraudadores
- Alojar sitios web en plataformas seguras
- Adquirir protocolos de seguridad, como el certificado SSL
- Utilizar plataformas de pago seguras
En definitiva, el abordaje de la gestión del fraude en una empresa tiene que ser integral. Se debe trabajar codo a codo con expertos en seguridad informática y, al mismo tiempo, emplear un software concebido para la detección del fraude. De esta forma, se garantizará la protección de los datos sensibles y de todas las transacciones realizadas.
Ver nota original en: España experimentará sobre el uso de monedas digitales.