El crecimiento de las fintech en México puede contribuir a la dinamización de la economía al promover la inclusión financiera y el desarrollo de plataformas abiertas, dice SAS.
Para el sector fintech de México, el 2021 fue un año de crecimiento pese a la pandemia y los efectos de ésta en la economía. Según Financial Technology Partners, las inversiones en esta industria durante el 2021 llegaron a la marca de los $140 mil millones de dólares; Fintech Radar, por su parte, reporta que el número de fintech en México creció 16 % para totalizar 512.
Organismos como la Asociación Fintech México estiman que 2022 será un año de consolidación del ecosistema. Además, se dice que su infraestructura llevará al país a participar de lleno en la economía del siglo XXI. El acelerado crecimiento de las empresas fintech es un reflejo de su atractivo para emprendedores locales, así como para compañías emergentes regionales y globales.
Si bien ha habido avances importantes en este sector, aún hay áreas que es necesario impulsar. Entre estas se cuenta la autorización pendiente de más de 100 fintech, las cuales iniciaron gestiones desde hace dos años ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) para operar en estricto apego a las regulaciones vigentes.
La inclusión financiera
En este sentido, un marco regulatorio democrático, moderno y robusto es fundamental para promover la inclusión financiera. Así como el desarrollo del sistema financiero, la innovación y la competencia. Para ello, se requiere de una innovación tecnológica constante para impulsar muchos de los factores que contribuyen a la consolidación de este tipo de organizaciones. Entre ellos se encuentra el concepto de open banking o banca abierta, a través de los cuales los clientes de las organizaciones financieras autorizan compartir su información con otras entidades a través de APIs.
El beneficio para usuarios es que puede concentrarse en un solo sistema sobre sus distintas cuentas, créditos hipotecarios, tarjetas, entre otros; incluso cuando esos productos provengan de distintas instituciones bancarias. Al final del día, el objetivo es abrir el acceso a una mayor oferta de productos y servicios financieros, así como brindar un panorama más amplio de sus finanzas y mejorar su gestión.
Open Finance
Open finance (finanzas abiertas), por su parte, es una extensión del open banking que permite intercambiar datos entre una amplia gama de entidades financieras. Esto, para hacer una evaluación más global y exacta de las personas, incluidos las propias fintech, bancos, aseguradoras, fondos de inversión, crowdfunding, etcétera.
El tema de la banca como servicio se posiciona como un nuevo modelo de negocio. Permite a otras organizaciones ofrecer una serie de productos y servicios financieros sin necesidad de disponer de una licencia bancaria propia. Lo cual agilizará la puesta en marcha de muchas fintech. Aquí, las APIs desempeñan un rol estratégico al habilitar soluciones de banca y pagos que permiten a terceros incorporar servicios financieros bajo su propia marca; al tiempo de cumplir con los requerimientos de seguridad, legales y de cumplimiento.
En lo que respecta a SPEI 2.0, el Banco de México trabaja en esta nueva versión del sistema de pagos electrónicos interbancarios. Se estima que el número de operaciones pudiera elevarse 52 % en 2022, después de que en 2021 registrara un incremento del 63 %. Este nuevo desarrollo está enfocado a hacer de SPEI 2.0 altamente escalable y que integre tecnología de punta y mejore la interoperabilidad entre plataformas de pago; además de robustecer la trazabilidad del análisis de riesgo.
La llegada de las criptomonedas ligadas al peso mexicano, como la MMXN, será también un parteaguas en el entorno fintech. Promete mantener su valor a pesar de la volatilidad de mercado, pues está ligada a una reserva de activos que van a respaldar su valor.
En su conjunto, las tecnologías financieras son las que están cerrando considerablemente la brecha que existe en la inclusión financiera. Además, impulsando el desarrollo y la democratización del sistema financiero mexicano en particular.
Un nuevo motor económico
Un reciente estudio de la OCDE sugiere que la digitalización impulsará los mercados financieros digitales que darán paso al crecimiento y reducción de la desigualdad. Particularmente para México, el organismo destaca que los reguladores deben impulsar el open finance e iniciativas que apoyen el intercambio de datos para mejorar el análisis de riesgo crediticio y la inclusión financiera. Y va más allá al sugerir que el sector fintech puede contribuir a la recuperación económica del país.
El contexto digital en el que se da el crecimiento de las fintech y su importancia en el ecosistema financiero permite que estas empresas aprovechen de forma nativa tecnologías como la analítica avanzada, la inteligencia artificial y la gestión de procesos regulatorios (regtech); les permiten poner en prácticas estrategias, mejorar el desempeño financiero y crear una cultura que considere los riesgos.
De este modo, las fintech pueden abordar áreas críticas para su negocio y crecimiento como la gestión del riesgo regulatorio y crediticio, la planeación de capitales y el gobierno de riesgos, que en conjunto ayudan a reducir el tiempo y costo del cumplimiento al garantizar la consistencia, la transparencia y la trazabilidad de los datos.
Con estas y otras tecnologías, las fintech pueden reforzar el flujo y análisis de los datos que fluyen al interior y de aquellos que se intercambian con terceros para no solamente conocer las necesidades y el comportamiento de los usuarios, sino también para diseñar los productos y servicios financieros digitales que requieren, en el momento en que los necesitan, amén de proteger la integridad de dichos datos.
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