En toda América Latina, la delincuencia organizada trasnacional que mueven miles de millones de dólares al año en ganancias ilícitas están transfiriendo parte de sus activos financieros a criptomonedas como una forma de evitar la detección y la incautación de activos. Muchos grupos diferentes, incluidos:
- el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)
- el Cártel de Sinaloa, con sede en México
- la MS-13 (Mara Salvatrucha), con sede en Centroamérica
- el PCC (Primeiro Comando da Capital), con sede en Brasil
Estos están descubriendo grietas cada vez mayores en la arquitectura regional contra el blanqueo de capitales haciendo más atractivo el cambio a las criptodivisas.
La caída del valor de la mayoría de las monedas digitales puede ralentizar la tendencia a corto plazo. Pero a medida que los precios se estabilicen es probable que siga creciendo a medio y largo plazo.
El anonimato facilita su uso delictivo
Aunque el uso delictivo de las criptomonedas es un problema mundial, América Latina -en particular- es una región en la que los grupos delictivos se aprovechan de “los intercambios no regulados que no exigen información de registro ni pruebas de identificación a efectos de seguimiento”, según un informe especializado. Estos grupos a menudo depositan Bitcoin en cuentas de intercambio y lo cambian por diversas altcoins, ocultando la cuenta de origen.
Existen múltiples casos que demuestran esta tendencia, ofreciendo una visión útil pero incompleta de la magnitud de los cambios en curso. Los sistemas Blockchain están diseñados para hacer anónima la trazabilidad de las transacciones. Incluso los esfuerzos reguladores agresivos en todo el mundo están en sus inicios. Como tal, la conceptualización de la expansión de los sistemas blockchain en América Latina se basa en pruebas anecdóticas convincentes y en el análisis de las amenazas potenciales más que en datos cuantitativos.
El asesinato en diciembre de 2021 de un dirigente del PCC en Brasil dio lugar a una investigación policial en San Pablo que descubrió un uso generalizado de la criptomoneda por parte de la banda, incluida una transacción de 7,8 millones de dólares. Ese mismo mes, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos designó al PCC como una importante organización delictiva. En otro caso brasileño, el “Faraón del Bitcoin” dirigía una estafa piramidal que supuestamente le reportó 67 millones de dólares de inversores locales e internacionales. Ahora está implicado en acusaciones de asesinato, tráfico de drogas y blanqueo de dinero.
Ver nota original en: El creciente uso de criptomonedas por parte de grupos de delincuencia organizada trasnacional en América Latina.