Los medios de pago al por menor desempeñan un papel fundamental en la estabilidad económica y financiera, y en el funcionamiento del comercio. Entre ellos están el efectivo, las tarjetas débito y crédito, los cheques y las transferencias electrónicas. En una encuesta reciente realizada por el Banco de la República sobre el uso de estos instrumentos se encontró que el efectivo es la forma de pago preferida por el público en sus transacciones habituales de bajo monto, y que el comercio percibe que el efectivo es el medio de pago más utilizado por sus clientes. Dado que muchas de las transacciones en efectivo no dejan ‘huella’, como sí lo hacen los instrumentos electrónicos de pago, es importante entender la evolución del uso del efectivo. Las razones para su preferencia, y la importancia que han adquirido instrumentos de pago diferentes.
Como se observa en el Gráfico 1 en relación con el número de transacciones, la encuesta encontró que:
- la percepción del público para el total nacional indica que el efectivo es el instrumento más utilizado (78,4 %),
- seguido por las transferencias electrónicas (12,6 %),
- tarjeta débito (7,9 %)
- y la tarjeta de crédito (1,2 %).
Los resultados para las grandes capitales revelan diferencias importantes. Bogotá aparece como la ciudad en donde se percibe un menor uso del efectivo y una mayor utilización de transferencias electrónicas. Mientras, en Cali, Medellín y Barranquilla, el uso del efectivo es considerablemente mayor, en oposición al empleo de las tarjetas débito y las transferencias electrónicas. Entre las principales razones que justifican la mayor preferencia por efectivo se mencionan la facilidad y rapidez para pagar. Además de la posibilidad de reutilizarlo de manera inmediata y la costumbre de usarlo para realizar compras de bajo monto o en la calle.
Gráfico 1: Instrumentos utilizados en los pagos habituales mensuales
(Porcentaje de la población)
La encuesta también mostró que la pandemia del Covid-19 redujo de forma notable la importancia del efectivo como instrumento de pago. Disminuyó su uso por parte de la población, del 88,1 % en 2019 a 78,4 % en 2022, por número de transacciones. En contraste, las transferencias electrónicas tuvieron un impulso significativo, aumentó su participación a 12,6% en 2022, una quinta parte se registró en 2019 (2,7 %). En efecto, el 16,5 % del público encuestado y el 22,8 % del comercio manifestó que durante la pandemia utilizaron por primera vez pagos electrónicos.
Las preferencias descritas se reflejan en la distribución de la tenencia de medios e instrumentos financieros de pago (Gráfico 2), que resaltan el predominio de las cuentas de ahorro, depósitos electrónicos y tarjetas débito. Esto, en contraste con la escasa importancia de las cuentas corrientes y la chequera, que solían ser un sustituto cercano del efectivo en el pasado. En general, el 56,9% de la población respondió tener al menos un producto financiero, osea, todavía subsiste una elevada proporción del público (43,1 %) que no utiliza ningún producto financiero.
Gráfico 2: Tenencias de medios e instrumentos de pago
Los resultados de la encuesta por estrato socioeconómico muestran que a medida que el estrato de ingreso aumenta, mayor es la proporción de la población que tiene tarjetas débito y crédito (Gráfico 3). Como cabe esperar, esta relación positiva entre el estrato socioeconómico y las tarjetas de pago refleja también el mayor porcentaje de tenencia de cuentas de ahorro en los estratos de ingreso más altos de la población.
Gráfico 3: Disponibilidad de tarjetas débito y crédito por estrato
Desde el punto de vista del comercio, el efectivo es el instrumento con mayor aceptación. Pero, posee algunas excepciones como en el caso de algunos servicios de transporte público (SITP; alimentadores; Transmilenio, y similares). En cuanto a instrumentos de pago diferentes al efectivo sobresalen los hipermercados y las estaciones de servicio, en los cuales la aceptación de tarjetas débito y crédito supera el 90,0 % (Gráfico 4). Las transferencias electrónicas gozan de un elevado grado de aceptación, que en algunos establecimientos comerciales superan el grado de aceptación de las tarjetas de pago.
Gráfico 4: Aceptación de instrumentos de pago diferentes al efectivo (por canales comerciales)
En conclusión, la encuesta registra un avance del país en la adopción de instrumentos de pago electrónicos. Estos, en consecuencia, sustituyen al efectivo y estimulan la tenencia de medios de pago. Este proceso, que paradójicamente estimuló la pandemia, mejora la trazabilidad de las transacciones económicas y favorece la intermediación financiera. No obstante, aún existe un amplio margen de desarrollo en la medida en que el uso del efectivo sigue siendo predominante. Entre los estratos bajos de ingreso, la utilización de medios de pago electrónicos y la tenencia de cuentas bancarias sigue siendo precaria.
Para cerrar estas brechas y mejorar la eficiencia en los pagos electrónicos, el Banco de la República ha definido una agenda. Esta incluye, entre otras iniciativas, la decisión de impulsar un nuevo Sistema de Pagos Inmediatos que cubrirá una multiplicidad de casos de uso y garantizará amplio acceso e interoperabilidad en los pagos electrónicos. El diseño de dicho sistema fue dado a conocer recientemente, luego de haber adelantado un análisis amplio con los diferentes actores de la industria en el marco del Foro de Sistemas de Pago creado por el Banco de la República.
Ver nota original en: El efectivo sigue siendo el instrumento de pago preferido por el público y el comercio en Colombia.