La ruta de los sobornos del caso Seguros Sucre se inicia en Estados Unidos, pero termina en Ecuador, en donde se montó un sistema de lavado de activos. La acusación de la fiscal determina que se buscó camuflar el origen ilícito de USD 1,3 millones a través de una casa, una camioneta, un estudio jurídico, una comercializadora de madera y una agencia de seguros.
Según los documentos de la Fiscalía, estos fondos provenían del pago de coimas por reaseguros, gestionados por Juan Ribas, expresidente de Sucre, y José Luis Romo-Rosales, exgerente.
Una de estas pólizas fue contratada por el Ministerio de Defensa en julio de 2013, cuyo intermediario fue la empresa JLT RE, del colombiano Felipe Moncaleano. Defensa quería asegurar su flota de aviones por un monto de USD 28,2 millones. Según la Fiscalía, Sucre reaseguró una parte la flota con Moncaleano, pero el contrato se terminaba el 6 de julio del 2014.
Moncaleano confesó al Departamento de Justicia de EE.UU. que a inicios de ese año mantuvo reuniones en Miami con directivos de Sucre, con quienes concretó los sobornos y un sistema de lavado que funcionó desde el 2014 al 2016. Según declaró, hizo 11 transferencias de USD 6 millones por obtener las pólizas del Ministerio de Defensa. Ese desembolso se concretó en Estados Unidos, pero una parte se lavó en Ecuador.
La Fiscalía informó sobre las modalidades que usaron: transferencias, adquisiciones de bienes muebles e inmuebles y depósitos dedinero en efectivo a través de terceros.
En esta última modalidad habría intervenido la esposa del exgerente de Seguros Sucre.Según la investigación, ella tenía una relación de dependencia con un estudio jurídico, en Guayaquil. El vínculo se inició en el 2014 y terminó en el 2019. En este tiempo, el despacho recibió transferencias por USD 100 000 desde EE.UU.
En el 2017, la contadora del estudio jurídico hizo dos cheques a favor de una inmobiliaria. Así, el bufete donde trabajaba la esposa del exgerente de Seguros Sucre compró una casa, valorada en USD 300 000.
Para la Fiscalía, esa transacción responde a un sistema de ocultación de patrimonio, que ya se había usado dos años antes. El 2015, el exgerente de Sucre adquirió una camioneta; los pagos los concretó a través de giros desde Estados Unidos.
Cinco años después, Fiscalía descubrió que el exdirectivo nunca traspasó el dominio del auto. Es decir, el vendedor de la camioneta aparecía como su dueño. Esto ocurrió porque Romo pagó solo una parte y dejó un saldo pendiente.
Lo mismo ocurrió con la compra de otra casa en Salinas. En el 2016, el exdirectivo hizo un depósito de USD
150 000 desde una cuenta en Estados Unidos, pero la casa valía USD 275 000. Como nunca terminó de pagar, el dueño optó por un proceso de resciliación, que es la devolución del dinero menos una multa, en este caso de USD 15 000.
La investigación fiscal revela que la esposa de Ribas, expresidente de Seguros Sucre, también participó en el esquema de lavado. El expediente indica que entre el 2014 y 2016, recibió desde Citybank y JP Morgan Chase Bank 14 transferencias, por USD 451 923, a la cuenta de su empresa, comercializadora de madera. En el 2020, cuando se inició la investigación, ella transfirió sus acciones a su padre y por esa razón su empresa, como persona jurídica, y ella están imputadas por presunto lavado de activos.
Fuente: El Comercio