Termina el 2022 y la economía argentina continúa atravesando un escenario complejo y es un desafío sortear aquellos obstáculos que impiden un crecimiento sostenido. Es por esto que se vuelve fundamental lograr acuerdos colectivos de largo plazo que permitan resolver los problemas económicos estructurales y generar incentivos para negocios. La incertidumbre es un desafío que, indefectiblemente, debemos enfrentar para avanzar en el logro de objetivos económicos, tanto en el país como en la región. Para ello es necesario contar con políticas económicas fiscales adecuadas y un sistema tributario que promueva la inclusión financiera.
El escenario económico de Argentina
Ante esta necesidad, hemos sabido encontrar una forma de mejorar la relación que tienen las personas con su dinero y potenciar sus vidas a través de soluciones que permitan el acceso al ahorro, pagos, crédito y cobros. Este año, además, avanzamos con el diseño de un scoring alternativo que apunta a que más personas puedan ingresar al sistema financiero. La labor es sumamente desafiante, pero creemos firmemente que es necesaria.
Hoy, las demandas de las personas tienen que ver con acceso al crédito y herramientas para el manejo del dinero en el día a día. Prueba de ello es que en el último año ha crecido de forma acelerada el uso de tarjetas de crédito, débito y medios digitales como billeteras virtuales y códigos QR; mientras que el efectivo ha registrado un porcentaje de abandono del 51%, a pesar de ser un país con altos niveles de sub-bancarización.
Sin duda, este contexto inflacionario que nos atraviesa obliga a cada vez más personas a buscar formas de financiar sus consumos. En el caso de las tarjetas de débito, su uso se intensificó, especialmente con el covid-19. Se dejó en evidencia la necesidad de adoptar métodos de pago sin necesidad de tener contacto físico con el dinero.
La necesidad de lograr la inclusión financiera
La inclusión financiera es fundamental para lograr un crecimiento real y colectivo, para que todas las personas puedan realizar un proyecto, invertir o resolver algún imprevisto sin tener que recurrir a sus ahorros o a otras instituciones informales. De hecho, en 2022 alcanzamos a otorgar casi un millón de créditos, por un valor que llegó a los 3.200 millones de pesos. Y el 43% lo realizaron clientes que accedieron por primera vez a este recurso. Y esto no solo impacta de manera favorable en términos de equidad social, también impulsa la economía del país.
Según datos recientes, hay 330 compañías en el sector fintech, siendo de los que más creció en LATAM desde 2017, con un alza de 183,5%. Estas cifras ponen de manifiesto el rol preponderante que tienen al reducir la barrera de entrada tanto a los servicios financieros como al crédito y al cobro de bienes y servicios, atendiendo las necesidades insatisfechas de las personas en este segmento.
Tenemos en claro que las expectativas y los proyectos para el 2023 están alineados con nuestro propósito de incluir a la mayor cantidad de personas. En especial aquellas que no pueden acceder al sistema financiero tradicional, que solo en 2022 fueron casi 100.000 clientes. Por eso, estamos más decididos que nunca a seguir ofreciendo herramientas que construyan confianza, que permitan tender puentes, que faciliten y expandan el acceso al crédito a quienes necesitan desarrollarse y que faciliten la vida diaria de más personas.
Ver nota original en: Sin inclusión financiera no hay desarrollo económico.